Sonriente, arregladísima y con un cinturón de Loewe: así ha llegado hoy la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, a declarar a la Audiencia Nacional. La expolítica, citada a declarar como investigada por una de las piezas del sumario del caso Púnica, ha llegado poco antes de las cinco de la tarde a la Audiencia Nacional. Cifuentes no ha hecho comentarios más allá de su imagen y su sonrisa, cargadas de confianza. Ha llegado acompañada de su abogado y amigo, Rafael Pardo, también en actitud distendida.
Con una americana y pantalón negros, blusa blanca y tacones peep-toe, su look era sobrio pero en la línea con su devoción por la moda. Lo que más ha destacado, su cinturón vintage de Loewe, un modelo que hoy se mueve entre 350 y 400 euros, más o menos. Aunque, por precio y por la posibilidad de que lo haya conseguido con descuento familiar –la hija de Cifuentes trabaja desde hace más de cuatro años para la marca española de lujo–, es difícil que se reproduzca la polémica que acompañó hace poco a Carmen Calvo y su carísimo cinturón Hermès, de varios miles de euros.
Tampoco pilla de nuevas el gusto de Cifuentes por lucir con orgullo nuestra moda: la expresidenta madrileña siempre ha sido devota de la moda española, habitual de los desfiles y las prendas de Palomo Spain, Juanjo Oliva o Leandro Cano. e incluso se convirtió en una de las estrellas de los penúltimos Goya, ataviada con un espectacular vestido de Modesto Lomba. Si hoy recitaba en Instagram que "el obstáculo es el camino" (un dicho que encierra que cada crisis ofrece una oportunidad), su comparecencia en los juzgados ha sido la puesta en práctica de que la expresidenta está cargada de optimismo -y estilo- ante el futuro.
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