La propietaria de Iberia, IAG, ha cerrado la compra de Air Europa a Globalia por 1.000 millones de euros. Es un titular tras el que se esconde una saga familiar: la aerolínea llevaba en manos de la familia Hidalgo casi 30 años. Y su venta certifica que Javier Hidalgo (Salamanca, 1972), tras años deambulando en aventuras empresariales, convertirse por su cuenta en ejecutivo de éxito, y regresar como hijo pródigo al redil familiar, es el elegido para reinventar Globalia.
La decisión implica a varios miembros de la familia. El patriarca, Juan José Hidalgo (1941), fundador del grupo y quien adquirió Air Europa en 1991, vive semirretirado hoy en la Republica Dominicana –se nacionalizó allí hace dos años–. Pero la decisión le sirve para zanjar la visión sobre el futuro de Globalia, en el que dos de sus tres hijos (la menor, Cristina Hidalgo, también es directiva en el grupo) mantenían visiones distintas: María José Hidalgo (1968), llevaba años al frente de Air Europa, y siempre fue fiel al grupo familiar. Javier Hidalgo volvió a Globalia hace pocos años, por la puerta grande: como consejero delegado y con una enorme adquisición del accionariado.
Así, cuando a principios de la década, María José destacaba como la única mujer al frente de una gran aerolínea, Javier tomaba el control de la división menos "viajera" del grupo: Pepephone. Un movimiento inesperado para un ejecutivo que había pasado por distintos puestos del holding desde 1999, pero que era más conocido por su imagen rebelde y su fama de ligón: la melena y el cuerpo atlético de Javier tenían más presencia en la prensa rosa que en la salmón, acompañado de sonados romances con nombres como Malena Costa, u Odile Rodríguez de la Fuente.
A Javier, que había convencido a su padre en 2003 para que pusiese en marcha Pepeworld, junto a Miguel de Lucas, una división entera destinada a capturar la efervescencia del mundo online y el público joven, lo habitual era verle recorriendo el mundo, jugando al golf -a veces ambas cosas al mismo tiempo-, o disfrutando alguna tarde taurina castellana. Motero empedernido, deportista, aficionado a jugar al póker -una afición heredada de su padre- con estrellas de fútbol, amante de las playas y los destinos exóticos, el historial de Javier Hidalgo siempre fue el de un joven empresario, más cercano a un Richard Branson a la española que al perfil clásico de los Amancio Ortega o su propio padre.
Incluso sus iniciativas se alejaban de ese perfil clásico: empresas puntocom, el mundo de la moda (puso en marcha la agencia de modelos View Management, mientras se dejaba ver por la New York Fashion Week), las ramificaciones del experimento Pepeworld…El salto a Pepephone fue en 2012. Ese mismo año también fletó un Airbus A330 con capacidad para 300 pasajeros para que toda su pandilla (una lista de amigos entre los que se encuentran Alfonso de Borbón o Nicolás Vallejo-Nágera) pudiese ver a José Tomás torear en solitario seis toros en Nimes. Una de sus jugadas más conocidas: a finales de 2016, viajó con sus hermanas y sus parejas -y Alfonso de Borbón y Eugenia Silva– a Kenia en otro vuelo privado, para disfrutar de una Nochevieja tan lujosa como exclusiva.
Pero cuando se hizo con Pepephone en 2012encontró la estabilidad. En 2013 liquidó su 5% en Globalia -que vendió a Abel Matutes y conoció a su entonces novia, Sol González, con la que formó un hogar en Puerta del Hierro y con la que tuvo una hija en 2014. Tras cuatro años de gestionar Pepephone, Javier Hidalgo y su socio Rosauro Varo vendieron la compañía por 158 millones de euros. Con su parte de ese dinero y la demostración de su olfato como primer ejecutivo, Javier Hidalgo volvió al redil familiar.
Acompañado de más del 10% del accionariado de la empresa, que fue adquiriendo a bancos y grupos inversores hasta situarse sólo por detrás de su padre como gran inversor. Para gestionar el conglomerado, el ya director ejecutivo Javier Hidalgo puso en 2016 a su hombre de máxima confianza, Pedro Serrahima -el hombre detrás del milagro Pepephone-, como director general. Serrahima e Hidalgo, amigos íntimos, terminaron divorciándose profesionalmente un año después (Serrahima lidera hoy O2, división móvil de Telefónica). Más o menos por esa época, Javier también se separa de Sol González. El patriarca, Juan José, se nacionaliza ese año como ciudadano dominicano, y centra su afición profesional en el negocio hotelero de la república caribeña.
La fuga de directivos coincide con las discrepancias con su hermana. El futuro de la empresa a largo plazo provoca la división entre Cristina y Javier. Finalmente, la decisión salomónica de vender Air Europa desencalla parte de la situación y anticipa el futuro del grupo, en el que se anticipa la venta de más divisiones. La herencia de Juan José Hidalgo, el hombre que imaginó un imperio comprando billetes de autobús entre Suiza y España, acaba de convertirse en una inyección milmillonaria para él y para sus hijos. Quizás más cercana al proyecto que tenía el fundador cuando, en 2015, reunió a toda la familia mientras buscaba –sin éxito– comprador para todo el grupo. Quizás la solución estaba en hacerlo por partes.
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