El vestido azul de Nancy Pelosi, un gesto de diplomacia en acción

Poco después de las cinco de la tarde del martes, la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados UnidosNancy Pelosi hizo historia. Anunció que “las acciones realizadas al día de la fecha por el presidente han violado seriamente la Constitución,” y que “debe hacerse responsable—nadie está por encima de la ley". El proceso de investigación frente a una posible acción de destitución de Donald Trump estaba en marcha.

Al anunciar la medida, Pelosi decidió lucir un vestido monocromático azul oscuro. La elección de Pelosi en cuanto a su vestimenta es probablemente uno de los temas menos importantes en este asunto, pero aún así, merece cierta atención.

La óptica de estos momentos decisivos siempre han importado, e importan cada vez más en la era de “la creación de contenido”. Las mujeres parecen obtener toda la atención por este tipo de cuestiones, pero por suerte, el presidente Donald Trump y su desaliñado compañero británico, Boris Johnson, entre otros, nos dan una amplia oportunidad para respetar la paridad de género cuando hablamos del criterio estilístico.

Ella sabía lo que el martes supondría. La noche del lunes, Pelosi se reunió con un grupo de jóvenes demócratas moderados y fueron la luz que le hizo de guía. Como le dijeron entonces, firmarían un op-ed en el Washington Post sugiriendo un juicio político. Durante una conversación con Jeffrey Goldberg del Atlantic , Pelosi expresó: “Ahora tenemos hechos. Ahora estamos listos… para los acontecimientos que vendrán”.

El vestido tiene líneas limpias, en el estilo propio de Washington D.C., donde uno puede llegar a ver diez versiones de este perfectamente apropiado vestido en la calle cualquier día de la semana. Si bien resaltó muy bien entre la fila de banderas estadounidense detrás de ella, considerando la afinidad de la presidenta de la cámara de representantes por los colores pop, esta vez su atuendo pasó desapercibido.

Al día siguiente, repitió el mismo tipo de diseño con esa silueta mientras llegaba ayer al Capitolio. Totalmente negro y a conjunto con un collar de cuentas de plata.

Creo que podemos asumir que Pelosi sabía lo que estaba haciendo cuando eligió qué ponerse en estos dos días tan importantes. Pelosi suele ser objeto de conversación con excitante fervor en las páginas de estilo. En el año 2019 lució un vestido rosa brillante para su juramento tras una campaña brutal en la que los conservadores la atacaron desde todos los ángulos. Era un vestido muy llamativo, uno con el que no puedes esconderte, y también muy fresco, como si buscara sonrojar a todos aquellos que trataron de apartarla.

El diciembre pasado lució un abrigo naranja de Max Mara para un encuentro en la Casa Blanca, ocupada por Trump, un gesto que llegó a los titulares porque era la misma prenda que lució en la segunda toma de posesión de Obama. Ella y el senador Chuck Schumer, estaban ganando terreno sobre la financiación del “muro” en medio de un potencial cierre del gobierno. Pelosí salió de la Casa Blanca con el y gafas de sol como si caminara lejos de una explosión en cámara lenta, y la escena se convirtió en meme instantáneo.

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Tal y como expresó Barry Jenkins, el director de Moonlight y If Beale Street Could talk, tuiteó “Esto es diplomacia en acción, suave poder empuñado como un machete a través del diligente y decisivo acto de vestir”.

En aquel momento, Pelosi se mostró sorprendida por ser el foco de atención –¡ya había lucido el abrigo anteriormente!— incluso comentó en Harper’s Bazaar que eligió ese abrigo ese día “porque estaba limpio”. Pero las fotografías eran innegables. Los que deseaban ver a la mujer maravilla cubierta por un alegre y estiloso abrigo como armadura, lo harían. Unas semanas después, su aplauso en el Estado de la Unión se juntó con su caminata desde la Casa Blanca en los anaqueles de la iconográfica resistencia tuitera.

Entonces ¿por quéreservar el vestido azul para el histórico momento? Quizás quería algo simple pero fuerte, sobrio pero profesional, en el caso que tuviera que realizar alguna destitución ese día. El historial del presidente en evadir estos asuntos significaba que cierta sobriedad era necesaria. No era momento para presumir— verbalmente ni sartorialmente. O quizás, simplemente, no es carne de memes.


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