Hasta hace relativamente poco tiempo, apenas habíamos oído hablar de ella. Pero lo cierto es que gracias a que es nutritiva y saludable, la algarroba se ha colado en nuestras vidas. Tanto es así, que ya en muchas de nuestras recetas la incluimos en forma de harina y como sustituto del cacao. Según un estudio de la revista “Food Sciencie&Nutricion” esto es porque la algarroba es rica en carbohidratos, ya que contiene aproximadamente un 40/50% de azúcares pero gracias a su contenido en fibra se absorben de manera más lenta.
También tiene un alto porcentaje de proteínas y es baja en grasas, aunque las que tiene son de calidad. Además, contiene polifenoles que, entre otras cosas, ayudan a prevenir los efectos del envejecimiento. Y si eres de las que tiene alguna deficiencia de hierro, debes incluirla en tu dieta, ya que la harina de algarroba también es una fuente de hierro muy interesante.
Todo esto ha convertido la algarroba en un superalimento por sus múltiples beneficios. Es muy apreciado por contener D-pinitol, lo que le convierte en un alimento muy importante en la prevención de enfermedades. Además, este principio activo tiene efectos parecidos a a los que produce la insulina. Otra de sus propiedades es el efecto antioxidante y antienvejecimiento. Por ello, puede ser consumida por diabéticos y por intolerantes al gluten, ya que la harina de algarroba no contiene gluten.
Al consumirla, lo más habitual es compararla en polvo o harina, que se elabora con la semilla. Se emplea en la elaboración de helados y postres por su capacidad espesante y como sustituto del chocolate al ser más baja en grasas. Es más fácil de usar en líquidos calientes que fríos porque es más soluble en temperaturas altas y se usa para cremas, salsas o sopas. Cuando la emplees para dulces, ten en cuenta que tendrán un color más oscuro y un sabor más intenso.
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