La naturaleza es el sistema vivo por excelencia. Todo en ella está calculado. Todo pasa por algo y todo se aprovecha. Es un modelo a imitar que nos lleva millones de años de ventaja. A lo largo de la historia, los humanos hemos aprendido observando y copiando lo que funciona. En todos los campos, cosmética incluida, que ha puesto el foco en una de las criaturas más admiradas del reino animal: la araña, capaz de tejer un material sorprendentemente resistente que el animal usa tanto para el cortejo como el transporte o la captura de presas. Su versatilidad y poder es tal que los productos de Eighteen B han replicado y usado el poder de la seda, uno de los materiales más resistentes del mundo animal, para reforzar la barrera natural de la piel.
Después de estudiar las proteínas de seda durante una década, Lindsay Wray se dio cuenta de que podía usarla para crear productos para el cuidado de la piel más efectivos. Junto a su equipo ideó su propia proteína patentada y denominada B-silk ™, para imitar las propiedades de la seda de araña.
“La proteína B-silk ™ es fuerte y biocompatible. Forma una barrera liviana y transpirable que soporta la barrera natural de la piel para que ésta se vea saludable, brillante y suave como la seda”, explican desde la firma cosmética en la que se elaboran proteínas de seda de araña utilizando biología y fermentación.
Además de ser aptos para veganos, los productos de Eighteen-B no son tóxicos, no contienen sulfatos, parabenos, petroquímicos ni fragancias. El catálogo de esta compañía estadounidense está formado por un sérum con la dosis más concentrada de proteína b-silk, que ayuda a reponer la barrera natural de la piel para darle una apariencia más saludable y juvenil; una crema hidratante que contribuye a restaurar la humedad de la piel, reducir la aparición de líneas finas y mejorar la elasticidad con el tiempo, y una crema hidratante ligera en gel que aumenta la hidratación.
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