La decisión de Carlos Fitz-James Stuart, duque de Alba, de abrir al público el madrileño palacio de Liria desde este jueves 19 de septiembre cuenta con el apoyo de sus hijos y de gran parte de sus hermanos, salvo Cayetano Martínez de Irujo. El conde de Salvatierra ha criticado en sus memorias De Cayetano a Cayetana (Ed. La esfera de los libros) esta iniciativa para recaudar fondos con los que poder seguir manteniendo el inmenso patrimonio inmobiliario y artístico de la Casa de Alba. "El mundo de Liria echa el cierre. Atrás quedan fantasmas, llantos, comidas, reuniones, bailes o desfiles benéficos. La que fue mi casa durante años se convertirá en un museo. Mi casa será un escaparate como el de Zara. Las alfombras que con tanto mimo cuidó mi madre, los muebles, las pinturas, nuestras fotos y recuerdos van a ser expuestos previo paso por caja", dice el aristócrata, quien mantiene una guerra pública contra su hermano desde hace unos meses.
"Soy consciente de que la decisión del actual duque de Alba de abrir el palacio de Liria al público cuenta con buena prensa, pero yo considero que es un acto inmoral. ¿De qué sirvió el esfuerzo de mi abuelo? ¿El de mi madre durante 60 años, que sintió Liria como la responsabilidad histórica de su vida, incluso encima de sus hijos?", prosigue. Y reflexiona por última vez: "Cuando una casa se convierte en un museo finalizan los enigmas. Otra cosa es que permanezca abierta a investigadores y, quizá, valorar la posibilidad de ampliar ligeramente el régimen actual de visitas, montar exposiciones externas con la obra pictórica, pero no hacer de ella una pinacoteca como el museo Thyssen. Quizá tengo un sentimiento muy arraigado con nuestro pasado. No me manifiesto en contra de todas las decisiones últimas, es más fácil: siento que se pretende diluir el recuerdo de mi madre y su obra. Ella jamás pudo imaginar tal descomposición, que se entremezcle el legado de los antepasados con los gadget que venderán en la tienda edificada en las cuadras. Todos ellos se removerán en sus tumbas".
Recientemente, en una entrevista con El País Semanal, Jacobo, el conde de Siruela, ha roto su habitual silencio para apoyar a su hermano mayor, Carlos, actual duque de Alba. "No hay nadie hoy día que pueda mantener los gastos de un palacio de estas características. Esto de la apertura al público es algo que tenía que pasar algún día, como ha sucedido en todo el mundo; es una manera de financiar ymantener un legado de estas características y, además, de compartirlo". Pero, ¿qué habría pensado la fallecida duquesa de Alba de esta apertura? Cayetana respondió a una pregunta parecida en una de sus últimas entrevistas antes de morir que concedió al periódico ABC. "La Casa de Alba abre al público, aunque de forma restringida, los palacios de Liria y Monterrey. ¿Le gustaría hacer un museo en el futuro?", le preguntó la periodista. La duquesa contestó: "No, yo quiero que mi familia siga teniendo este patrimonio". De nuevo, la polémica está servida en el seno de los Alba.
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