De acierto en acierto. Así están siendo los looks de doña Letizia en Japón, donde los Reyes asisten a la entronización del emperador Naruhito y la emperatriz Masako. Si para la ceremonia doña Letizia ha deslumbrado con un espectacular vestido de flores de la firma Matilde Cano y una diadema de terciopelo que le hemos visto a otras royals y que se ha convertido en una de las tendencias de la temporada, para la cena de gala ha vuelto a ser una de las mejor vestidas con un diseño rosa chicle de Carolina Herrera.
Un vestido hecho a medida de cuello redondo, manga francesa y falda larga con el cuerpo cubierto por flores blancas bordadas, un estampado que recordaba a los mantones de Manila. No es la primera vez que vemos a la Reina escoger este estilo, un claro guiño a la cultura española y a uno de sus símbolos, pues a principios de este mes, en la reunión anual del Patronato del Instituto Cervantes, también lució un dos piezas de Juan Duyos cuya falda reinterpretaba el mantón de Manila.
Como complementos Letizia ha escogido un clutch del mismo tono del vestido, también de Carolina Herrera, y ha peinado su cabello en un recogido bajo para poder lucir una de las piezas más espectaculares del joyero real español, la tiara de Lis. Fue un regalo de bodas de Alfonso XIII a la reina Victoria Eugenia y rápidamente se convirtió en una de las tiaras favoritas de la reina Sofía. Ahora la vuelve a llevar doña Letizia, tras lucirla por primera vez en 2017.
Una tiara que ha acompañado con los mismos pendientes que eligió la infanta Cristina para su boda, unos diamantes que también pertenecieron a la reina Victoria Eugenia y que doña Letizia ya llevó en el viaje que realizaron los Reyes a Marruecos en febrero de este año. Los ha complementado con las pulseras gemelas de Cartier y su anillo de Karen Hallam. Un look con el que doña Letizia ha puesto de manifiesto que, en los looks de gala, sabe brillar con luz propia.
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