Hubo un tiempo en el que actuar en el intermedio de la Super Bowl era considerado el mayor regalo promocional que podía recibir un artista. Pero desde que estalló el escándalo de Colin Kaepernick, el jugador negro que desafió al gobierno de Donald Trump hincando la rodilla en el césped mientras sonaba el himno nacional antes de empezar un partido, el regalo se transformó en un caramelo envenado.
¿El motivo? Que aquel gesto de protesta contra las políticas racistas del presidente hizo que la derecha estadounidense se echara encima de Kaepernick por atreverse a menospreciar así un símbolo nacional. Que sí, que también le sirvió para que Nike lo convirtiera en protagonista de una de sus últimas campañas; pero la NFL encargada de organizar la Super Bowl se puso del lado de los primeros y creó una nueva ley en la que avisaban que cualquier jugador que se atreviera a hacer lo mismo en el futuro, sería sancionado.
Por eso Colin ya no trabaja como futbolista y por eso varios artistas como Rihanna han rechazado la invitación a tocar en el evento deportivo con más audiencia del mundo. “No podía arriesgarme a participar en algo así. ¿Para que gane quién? Desde luego, no mi gente. Simplemente no podía venderme de esa manera. Hay cosas en esa organización con las que no estoy de acuerdo y no iba a ir allí a servirlos de ninguna manera” declaró la cantante el pasado mes de octubre en una entrevista con Vogue.
Unas palabras que no dejaban en muy buen lugar a Shakira y a Jennifer Lopez, que sí han aceptado la invitación de la NFL para tocar en el descanso del partido el próximo mes de febrero. Aunque ellas, al revés de Rihanna, creen que sí hacerlo es la mejor protesta política que pueden hacer contra el racismo.
“Entiendo que haya gente que no quiera actuar en la Super Bowl. Todo el mundo tiene derecho a tomar sus propias decisiones y a sentirse cómodo con lo que están haciendo. Pero yo lo veo como una plataforma fantástica, y una de las más grandes del mundo, para transmitir un mensaje al público”, explica Jennifer Lopez en una conversación con la edición estadounidense de GQ.
“Personalmente creo que es maravilloso que dos mujeres latinas podamos actuar en Miami durante la Super Bowl. Podemos aprovechar esos 14 minutos para que todo el mundo entienda lo mucho que valemos los latinos en este país. Puede ser una celebración maravillosa de nuestra cultura”, afirma JLo, que si todo sale bien, tendrá que enfrentarse a este directo solo una semana antes de luchar por su Oscar a la mejor actriz, nominación que todos dan por segura tras ver su interpretación en Hustlers.
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